viernes, 27 de enero de 2012

Lord Jim y el capitán cobarde

Joseph Conrad es el nombre por el que se conoce al celebérrimo escritor ucraniano Józef Teodor Konrad Korzeniowski. Dentro de su importante producción literaria podemos recordar "El corazón de las tinieblas" (en cuya historia se inspiró la película de Francis Ford Coppola "Apocalipis Now") , "El agente secreto" o "Lord Jim".
En un prólogo a una edición de "El corazón de las tinieblas", Mario Vargas Llosa esboza unas pinceladas de la que ha sido su última obra "El sueño del celta", basada en la vida del irlandés Roger Casement, héroe y villano, traidor y libertario, moral e inmoral, que denunció las atrocidades de los belgas en El Congo.
Pero donde quería centrarme era en la obra de Joseph Conrad, "Lord Jim", que hace un relato profundamente complicado y sicológico de un joven oficial de la Marina mercante británica, James Burke, que junto a su tripulación abandona en medio de una tormenta a sus pasajeros, peregrinos que viajan a La Meca, creyendo que la nave se va a hundir. Todos se ponen de acuerdo en testimoniar que vieron al barco zozobrar. Al llegar a puerto descubren con sorpresa que la nave había sido salvada por un barco francés y son sometidos a juicio. James es condenado y sufre la vergüenza y la deshonra de su acto de cobardía. Hay una muy buena versión cinematográfica protagonizada por Peter O'Toole.
Viene esta historia muy a mano para hablar del suceso acaecido estos días con un crucero de recreo que encalló en costas italianas. El capitán de este buque, por lo visto, fue de los primeros en abandonar el barco (¡maricón el último!). Hemos oído la grabación donde un oficial de los guardacostas le ordena a este personaje que, como era su obligación, volviera al barco y dirigiera la operación de salvamento. Si ya no tiene nombre la imprudencia que cometió acercando el barco a la costa de forma temeraria menos la tiene su comportamiento posterior.
Hay también un hecho real que quiero recordar, el naufragio de "La méduse", naufragio de la fragata de la marina francesa Méduse, que encalló frente a la costa de Mauritania el 5 de julio de 1816. Por lo menos 147 personas quedaron a la deriva en una balsa construida apresuradamente, y todas ellas excepto 15 murieron durante los 13 días que tardaron en ser rescatadas, y las que sobrevivieron soportaron el hambre, la deshidratación, el canibalismo y la locura. El evento llegó a ser un escándalo internacional, en parte porque sus causas fueron atribuidas a la incompetencia del capitán francés actuando bajo la autoridad de la reciente y restaurada Monarquía francesa.




La Balsa de la Medusa (en francésLe Radeau de la Méduse) es una pintura al óleo hecha por el pintor y litógrafo francés del Romanticismo,Théodore Géricault entre 1818 y 1819. La pintura se terminó cuando el artista tenía únicamente 27 años, el trabajo se convirtió en un icono del Romanticismo francés.


 En este caso del Costa Concordia, la situación no llegó a ser tan grave, pero hay más de 20 personas fallecidas o desaparecidas por la incompetencia y/o negligencia de un capitán indigno de vestir el uniforme de marinero. Y yo me pregunto, si una responsabilidad tan grande, como es el mando de una ciudad flotante, se deja en manos de tremendo sinvergüenza, ¿en manos de quienes estaremos cuando las responsabilidades son menores?.
Más vale ni pensarlo.

Carpe Diem.

domingo, 1 de enero de 2012

Regale libros II

Como ya decía en el comentario anterior siempre será el mejor regalo un libro.
Recuerdo que cuando leí "Carlota Fainberg" de Antonio Muñoz Molina, el autor explicaba en el prólogo la exégesis de su obra, que surge con la invitación de Juan Cruz Ruiz (escritor y editor el diario "El País") para que, con ocasión del centenario, en 1993, de "La isla del tesoro" de Robert Louis Stevenson, Antonio escribiese un relato corto tomando como referente el soneto de Borges, "Blind Pew". No me resisto a aportar parte de tan hermoso poema:


"....sabía que en remotas playas de oro
 era suyo un recóndito tesoro
 y esto aliviaba su contraria suerte
 a ti también, en otras playas de oro,
 te aguarda incorruptible tu tesoro:
 la vasta y vaga y necesaria muerte".

Blind Pew es el pirata ciego que al comienzo de "La isla del tesoro" llega a la posada de Jim y le entrega la mota negra a un misterioso marinero que allí se hospedaba (la mota negra era como una especie de maldición entre los piratas). Parece que todavía estoy viendo la versión en historieta de esta bella historia en la edición "Joyas Literarias".

Borges, al contrario que muchos de los que hemos leído esta novela, vio al siniestro y malvado pirata Blind Pew de otro manera más compasiva; hay que recordar que Borges también se quedó ciego.
Portada de una edición de 1911

Se habrán dado cuenta de que les estoy recomendando tres historias:
  1. Carlota Fainberg de Antonio Muñoz Molina.
  2. Blind Pew de Borges
  3. La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson
Carpe diem