miércoles, 27 de julio de 2016

Turquía nunca podrá ser europea

La semana pasada se producía un momento de esperanza con el golpe de estado producido en Turquía el 15 de julio de 2016. Se supone que el ejército levantado intentaba acabar con la deriva autoritaria del presidente Erdoga, un personaje cada vez más oscuro, entre sus devaneos con el fundamentalismo islámico, los negocios turbios en los que presuntamente están implicada su familia, la persecución de los medios informativos y el autoritarismo rampante del que cada vez más hace gala su administración.
Durante el mandato de este individuo, los servicios secretos turcos han sido acusados a menudo de estar detrás o de permitir determinadas acciones terroristas en contra de la oposición de izquierdas y la minoría kurda, se han clausurado periódicos y emisoras críticas. Este personaje siniestro lleva desde que alcanzó el poder, primero como primer ministro (entre 2003 y 2014) y como presidente después (desde 2014), empeñado en acabar con la visión laica del Estado que instauró Kemal Ataturk.


Militares rindiéndose



Maltrato sufrido por los militares desarmados y rendidos
Este presunto golpe de Estado cada vez parece más un plan deliveradamente orquestado por Erdogan pues aprovechando el intento de golpe de estado, se ha desatado una persecución y purga de todos los estamentos del estado: judicatura, enseñanza, ejército y todos los poderes del Estado. Algo totalmente inaudito en un país desarrollado y democrático: detenciones arbitrarias de jueces y fiscales por parte de quién?. Se ha aprovechado para suspender a funcionarios de enseñanza, en base a qué?. Todo parece orquestado utilizando listas previamente preparadas para purgar de posibles opositores las instituciones del Estado. Erdogan acusa a su gran enemigo, Fethullah Gülen, que reside en EEUU desde 1999, de estar detrás del golpe de estado y aprovecha para cesar a jueces del Constitucional, generales sospechosos, sin ninguna prueba y sin ninguna posibilidad de defensa. Actos ni siquiera imaginables para un régimen tan poco respetuoso con los derechos humanos como el bolivariano de Maduro en Venezuela.

A todo esto Europa y EEUU permanece callada y mirando para otro lado, no sea que el amigo turco, al cual la UE ha untado con miles de millones de euros para que retenga la avalancha de refugiados desde Siria, Irak y Libia hacia Europa (otros de los grandes desastres creados por los grandes estrategas occidentales: elimianar a Sadam Husein, Gadafi e intentarlo con Bashar Al Asad para crear un pandemónium aprovechado por terroristas y fundamentalistas islámicos), digo que no vaya a ser que el amigo turco se moleste y nos eche encima la avalancha de refugiados.
Lo último es la denuncia de Amnistía internacional de la violación de todo tipo de derechos a las que son sometidos los detenidos por la intentona golpista.

 
Trato degradante e inhumano al que someten a los soldados del golpe en Turquía


En este país, Turquía, es delito tan siquiera insinuar el genocidio cometido por los turcos contra el pueblo armenio (entre 1'5 y 2 millones de armenios fueron exterminados de forma sistemática por el régimen otomano entre 1915 y 1918). De hecho, el premio nóbel de literatura Orhan Pamuk no puede siquiera regresar a Turquía por decir que su país debe de pedir perdón por esa barrabasada. El otro día, oí en la radio a una periodista que comentaba que en una entrevista a este escritor éste le decía con vergüenza que no iba mucho por su casa de Estambul por razones de agenda.

Orhan Pamuk

Un país que no es capaz de reconocer las barbaridades cometidas por sus antepasados, cosa que ha hecho Alemania, no puede formar parte de la UE.

Mujeres armenias crucificadas


 


Este es, señores, el país candidato a entrar en la unión europea. ¡Qué Dios nos coja confesados!