Acaban de darle el premio Nobel de literatura a Bob Dylan, ¿a Bob Dylan?, sí a Bob Dylan.
Hace ya algún tiempo que los premios Nobel no son lo que eran, desde que le dieron el Nobel de la Paz a Obama, ya tenía el convencimiento de que se trataban de algo así como una forma de hacer política. ¿Qué merecimiento tiene Obama para ser Nobel de la Paz?.Como presidente de la primera potencia del mundo, Obama se ve obligado a usar su poder militar para mantener esa hegemonía, contradice los elementales juicios de valor el darle el Nobel de la Paz a él, porque tiene que machacar a los enemigos de su país. Tal vez Juan Manuel Santos, el presidente de Colombia y último galardonado con ese premio, sí sea merecedor al mismo por el empeño personal que ha puesto en acabar con la guerra que mantiene con las guerrillas que asolan el país desde hace décadas.
¿Tienen los versos y rimas de Bob Dylan la altura literaria sublime que se les supone exigibles a las obras de los premios Nobel?.
Después de leer tan sólo "Archipiélago Gulag" de Solzhenits;"Doctor Zhivago" de Pasternak;"La guerra del fin del mundo", "La tía Julia y el escribidor", "Lituma en los Andes" de Vargas Llosa; "Cien años de soledad", "El coronel no tiene quien le escriba", "El otoño del patriarca", "Crónica de una muerte anunciada", "Historia de un náufrago", "El amor en tiempos de cólera", "Noticia de un secuestro" de García Márquez; la ingente obra del gran Miguel Delibes nunca recompensado con el nobel., etc.
Son obras colosales, inmensas, que construyen un universo literario. Podemos pensar, incluso, en autores de bestseller que podrían ser candidatos al Nobel (como irónicamente escribía una poetisa, Ken Follett es seguro mucho más merecedor al Nobel de literatura que Dylan, tan sólo por su colosal "Los pilares de la Tierra"). Bien es verdad, como dice Alberto Olmos en "El confidencial", que aparecerán algunos escritores que aplaudirán este galardón a Dylan, pero son escritores que no leen.
Pues eso mismo le debe de suceder a los miembros del jurado de los Nobel: no leen, por lo menos no lo suficiente para valorar el alcance y profundidad de una obra literaria, que no tiene nada que ver con las rimas y estrofas de unas cuantas canciones más o menos conseguidas y pegadizas. O están más preocupados por conseguir golpes de efecto para que todo el mundo hable del nobel de literatura y no tenga en cuenta la literatura.
Ya puestos, que el próximo Nobel de literatura sea para Augusto Monterroso por el cuento del dinosaurio (si la señora Ana Botella se lo ha terminado de leer)... Bendito sea Dios.
