sábado, 18 de marzo de 2017

Saramago versus Mika Waltari

El premio novel portugués José Saramago, ateo practicante, publicó en 1991 su novela "El evangelio según Jesucristo" que viene a ser una versión libre e imaginada de un Jesucristo más humano y totalmente desconocedor de los designios divinos y un Dios más parecido al del Antiguo Testamento, más figurativo, irascible y calculador. Saramago vuelve del revés la historia bíblica, adjudicándole hermanos a Jesús, la crucifixión de José... Es decir, es una historia nueva escrita en esa forma particular suya, sin puntuaciones, todo de corrido, sin capítulos y que tiene en cuenta la voz del pensamiento. Es una forma muy particular de escribir y que, sin embargo, una vez que descubres su mecánica se puede hacer de forma bastante amena y sin problema.
Pero yo no quería tratar el tema de la gramática en Saramago, quería tratar la temática de su libro "El evangelio según Jesucristo", trata de un tema religioso y está escrito por un ateo, curiosa combinación. Lo cierto es que leyéndolo se percibe cierta mística en el personaje Jesucristo frente a un Dios toscamente dibujado. Un Jesus víctima de los designios divinos que le dirigen inexorablemente hacia su destino fatal. 
Ciertamente el libro puede ser conciderado una blasfemia por los creyentes cristianos pero, gracias a Dios, Saramago no tuvo que esconderse por miedo a agresiones de radicales, ni fue dictada ninguna fatwa (un edicto que emite la autoridad religiosa) ordenando la ejecución del señor Saramago, como le ocurrió al pobre Salman Rushdie por sus "Versos satánicos" y la fatwa que emitió el ayatolá Jomeiní en 1989 ordenando la muerte de Rushdie, incluso con recompensa incluida. Gracias a Dios, Rushdie sigue hoy en día vivo, peor suerte corrieron otras personas que tradujeron el libro en algunas partes del planeta.
El otro libro del que quería hablar es "Marco, el romano" de Mika Waltari, el escritor noruego tan pródigo con la historia (autor del célebre "Sinué el egipcio"). En esta novela se narra la historia de Marco, un romano que investiga la vida y muerte de Jesús durante el período que va desde la cruxificción hasta la resurrección. Está escrito en forma epistolar, es decir el relato se realiza mediante las cartas que le envía Marco a su antigua amante en Roma, Tulia, una mujer casada, contándole sus vicisitudes primero en Alejandría y después en Palestina. La historia va basculando desde la vida ociosa que lleva Marco en Alejandría mientras espera, en vano, la llegada de Tulia hasta las investigaciones que realiza en Israel sobre la vida de Jesús y su próxima resurrección. Las cartas a Tulia son cada vez menos personales y se van transformando en un relato sobre la vida sagrada, coincidiendo con los personajes que forman parte de ella: María Magdalena, Simón Cireneo ..., la importancia de Tulia va desapareciendo ante el tremendo misterio que se le va presentando. La desconfianza de los discípulos de Jesús que no se fían de un romano, convierten la misión de Marco en ardua pero la recompensa final tiene para él una gran trascendencia.
En fin, "Marco, el romano" es una obra concebida desde la espiritualidad y la creencia, o por lo menos respetando en lo mayor la historia de los Evangelios. La misma sensación tuve cuando leí "Los pilares de la Tierra" de Ken Follett, la sensación de que era un hombre religioso y creyente. Nada más lejos de la realidad, como el propio Ken Follett declara: soy ateo por reacción contra mis padres.
Una última curiosidad, Aunque Mika Waltari estuvo propuesto para el Nobel de Literatura, nunca lo consiguió, como tantos otros buenos escritores: Delibes, Borges, Torrente Ballester ... pero vistos los últimos laureados (Obama el de La Paz en 2009 y, ya el remate final, el de Literatura para el gran Bob Dylan en 2016), el que Waltari no recibiese el Nobel no quiere decir nada. 


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