martes, 12 de abril de 2011

Garzón

Para este comentario bien valdría el título del comentario anterior pero nos conformaremos con darle el titulo del apellido del insigne juez estrella.
Quiero comenzar recordando que la mayoría de los casos instruidos por este prodigio de la judicatura española han terminado, después de una tremenda repercusión mediática, con la absolución de los imputados, por las deficiencias en la instrucción, más preocupado por filtrar y desacreditar que en encontrar y demostrar la culpabilidad de los mismos.
Hay que recordar también que nuestro ordenamiento jurídico se basa, gracias a Dios, en la presunción de inocencia de todos los ciudadanos y en el derecho de cualquier persona a no declarar contra sí mismo. Si no, estaríamos hablando de regímenes que no respetan los derechos como Cuba y otras dictaduras. Donde se te puede torturar para conseguir que firmes tu autoinculpación y donde tienes tú que demostrar tu inocencia.
¿Parece básico, no?, ¿no tenemos todos claro esto, aunque no hayamos estudiado derecho?.
Pues parece que este señor, con todos sus estudios en derecho, sus seminarios y conferencias (suculentamente pagadas), sus años de ejercicio profesional (no podemos aplicarle la atenuante del novato), el sentido común, la Constitución y tantas razones; este señor, digo, no sabía que no se pueden grabar las conversaciones de un detenido o preso con su abogado (lo contrario equivaldría, como ya ha manifestado algún auto judicial, a lo mismo que obtener su confesión bajo tortura).
Y aquí lo tenemos cual impoluto paladín de la justicia de asesor en el tribunal de la Haya. Lo han suspendido de sus funciones en la Audiencia Nacional por tres casos graves de presunta prevaricación: a) La causa general contra el Franquismo (que cerró apresuradamente después de certificar que Franco estaba muerto), b) Los pagos del banco Santander por unos cursos en Nueva York (que, casualmente, conllevó a que se archivase una querella contra Emilio Botín, pero todo esto es casualidad, ¡eh!, que no se piense mal, ¡si es que ...!) y c) autorizar a la policía a grabar las conversaciones de los detenidos con sus abogados.
Cualquiera de las tres causas abiertas contra Garzón hubieran sido suficiente para inmediatamente apartar a cualquier otro juez. A éste a sido la insistencia (las denuncias en el CGPJ eran sistemáticamente archivadas, ya se sabe lo que vale un amigo, y en este caso Garzón tiene uno muy importante que es vocal del CGPJ: Gómez Benítez, sí el negociador del Gobierno con ETA) de unos abogados, hartos de que este individuo se pasase los derechos constitucionales por el forro y actuase con tanto descaro.
A la espera de ver como acaban las causas abiertas contra él, Garzón cuenta con el apoyo de majaderos sin argumento y sin cuento y que pretenden que alguién pueda estar por encima de la ley. Y sigue cobrando el sustancioso sueldo que graciosamente le pagamos los contribuyentes como asesor en La Haya y no deja de cobrar (aunque está suspendido) el sueldo de la Audiencia Nacional. No pasa nada, lo pagamos entre todos, pero da bastante grima pensar que por mucho menos, cualquiera de nosotros, pobres funcionarios, estaríamos suspendidos de empleo y sueldo y comiéndonos los ...
En fin, son categorías, no vamos a pretender compararnos con figuras tan relevantes.
Carpe Diem

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